Wait

A todos los que en algún momento de mi vida me habéis dicho que no tengo paciencia: llevo tres meses y un día con un hueso de aguacate en agua esperando a que germine.
¿Qué más queréis?

Debe ser la edad, que yo reconozco haber pecado de impaciente muchas veces, pero he cambiado.
Lo noto.
Lo sé.
Lo que pasa es que a la gente le gusta mucho más etiquetar que desetiquetar, supongo que porque al quitar la pegatina lo más normal es que queden restos, y a nadie le gusta la parte esa pegajosa que no se ha conseguido limpiar del todo, que además va atrapando cualquier cosa que se le acerca y se va volviendo cada vez más desagradable. Yo sé que lo hacéis por mí, de verdad, pero me ducho cada día, y con la edad también he ido subiendo la temperatura del agua, que yo era de duchas frías pero ahora soy de echarle pulsos al grifo rojo y de ganar a menudo. El pegamento ese sale con agua caliente, así que estoy cubierto. En serio. Quitadme la puta etiqueta. Ya.
Gracias.

Por más que buscaba por ahí, volviendo al tema del aguacate, todo lo que encontraba era que la planta sale entre seis y ocho semanas. En mi caso, después de dos meses, nada.
¿Me iba a rendir yo? Absolutamente no.
¿Y eso por qué? Porque soy paciente.
Después de tres meses y un día aún no hay planta, pero hay raíz.
¿Eso cuenta? ¿Es un embrión una persona?
Me callo ya.

JP Cooper – Wait

And I’ll wait ‘til you’re a little stronger

Salir a matar

Podrías haberlo tenido todo de mí, pero que me escucharas era demasiado pedir, ¿verdad? Preferiste seguir siendo un egoísta, pensar únicamente en ti, no atender a razones. Yo hablaba, te lo explicaba una y otra vez, que era posible, que había una salida mejor para ambos. La salida en realidad solo era buena para ti: a mí me hacía perder, pero mira hasta qué punto quería que fueras feliz que estaba dispuesto a dejar que te llevaras lo que quisieras. Mi única ganancia, de haber alguna, sería en tranquilidad: pensaba que dándote aquello que querías quizá dejarías de marearme, puede incluso que por fin consiguiera volver a conciliar el sueño.

¿Qué hiciste tú, no obstante, con mis palabras? Te lo pregunto porque no lo sé y me gustaría saberlo, porque mientras yo hablaba tú te limitabas a revolotear por la habitación como si no me entendieras, porque la respuesta que dabas a mi discurso no era más que un ruido molesto y sin sentido.

Traté de ser paciente, pero hay veces que uno ya ve que no va a haber paciencia suficiente en el mundo como para llegar a buen puerto; y a buen puerto no se puede decir que llegáramos, al menos tú, porque ignorando si aquel era bueno o malo yo me bajé del barco decidido a no dejar que tú hicieras lo mismo, al menos con vida. Había tratado de advertirte, pero dialogar contigo no fue más que malgastar aire y saliva.
No digo que fuera sencillo, pero fue mucho más fácil matarte que hacerte entrar en razón.
Los mosquitos sois imposibles.

Sidecars – Salir a matar

Sabes que tienes razones para disparar.