El niño se pasa la infancia queriendo crecer, porque para todo lo interesante hay que ser grande, porque nadie le escucha, porque los mayores se ríen y él no lo entiende. El niño quiere crecer, y lo hace, pero esas ganas no se van: el niño sigue queriendo crecer. Son muchos años con el mismo objetivo, demasiados, y un día el niño ya es grande pero ahí sigue el anhelo.
El niño ha cambiado, y también ha cambiado lo que significa esa palabra, crecer, pero sigue estando ahí, ahora ya casi una necesidad.
Hay que crecer, que ahora es evolucionar, o aprender cosas nuevas, o hacer mejor las cosas que el niño ya sabe hacer.
El niño ya no es un niño, pero sigue sintiéndose tal, porque en parte piensa que si uno no se siente pequeño no puede aspirar a ser grande, y el niño se siente pequeño, muy pequeño a veces.
El niño también se siente pez, porque escuchó una vez que los peces crecen según el tamaño de la pecera en la que viven y ahí se quedó eso grabado, aunque sea mentira.
El niño sigue creciendo lo que puede, dejándose llevar en un sentido literal, porque en la pecera te ponen, no lo haces tú, y si el entorno te limita te resignas hasta que te cambien a otra que te dé más.
Así vive, queriendo crecer pero sin hacerse realmente dueño de su viaje porque cree que no puede, que la vida es esto, que depende de la suerte.
Un día el niño se acuerda de que vio Buscando a Nemo y de que ahí salen de la pecera por sí mismos.
Y recuerda que se puede.
Y decide decidir.
Ben Platt feat. Sara Bareilles – Grow as we go