Wait

A todos los que en algún momento de mi vida me habéis dicho que no tengo paciencia: llevo tres meses y un día con un hueso de aguacate en agua esperando a que germine.
¿Qué más queréis?

Debe ser la edad, que yo reconozco haber pecado de impaciente muchas veces, pero he cambiado.
Lo noto.
Lo sé.
Lo que pasa es que a la gente le gusta mucho más etiquetar que desetiquetar, supongo que porque al quitar la pegatina lo más normal es que queden restos, y a nadie le gusta la parte esa pegajosa que no se ha conseguido limpiar del todo, que además va atrapando cualquier cosa que se le acerca y se va volviendo cada vez más desagradable. Yo sé que lo hacéis por mí, de verdad, pero me ducho cada día, y con la edad también he ido subiendo la temperatura del agua, que yo era de duchas frías pero ahora soy de echarle pulsos al grifo rojo y de ganar a menudo. El pegamento ese sale con agua caliente, así que estoy cubierto. En serio. Quitadme la puta etiqueta. Ya.
Gracias.

Por más que buscaba por ahí, volviendo al tema del aguacate, todo lo que encontraba era que la planta sale entre seis y ocho semanas. En mi caso, después de dos meses, nada.
¿Me iba a rendir yo? Absolutamente no.
¿Y eso por qué? Porque soy paciente.
Después de tres meses y un día aún no hay planta, pero hay raíz.
¿Eso cuenta? ¿Es un embrión una persona?
Me callo ya.

JP Cooper – Wait

And I’ll wait ‘til you’re a little stronger

Fresh air

Escaparates, ¿verdad?

Ahí estaban, todas, colocadas y ordenadas como esperándome, en fila pero de lado, todas dándome la cara,
su mejor cara,
su única cara.
Por detrás estaba su cruz, los aditivos, los colorantes, los E noséqués.
Las caras brillaban tanto que qué más daba.

Aire fresco, ponía en una, con grandes letras de colores simulando el aire.
Al parecer el aire es eso. Grande. De colores.

Fresh air, decía otra, en inglés.
Guau.
Wow.

Había decenas, ¡cientos!, que en el espacio finito de aquel escaparate el desfile no tenía fin. Infinitos idiomas, letras, diseños, colores… y yo mirándolas desde el otro lado del cristal, viendo cómo me miraban.
Ellas y yo, ahí, mirándonos las caras.

Cómo elegir, ¿verdad? Escaparates. Pero entré decidido.
¡Esa!, exclamé, seguro, directo, excitado joder; sin rastro alguno de educación o señas de no haber sido criado por una manada de lobos.
Fingieron que aquello estaba bien, que el cliente siempre tiene la razón y quizá por eso va así el mundo, y me la dieron, y pagué; no sé cuánto, la verdad, pero guau, ¡guau!, ¡wow! ¡FRESH AIR! Embotellado y con muchos colorines. No me hagáis demasiado caso, pero creo que hasta tenía algo de purpurina.
¡WOW!

No podía esperar. Cómo, ¿verdad?
La abrí emocionado.
¡Wow!
Di el primer sorbo.
¡WOW!
No podía parar.
Glup glup glup (o como sea que uno bebe en inglés).

Se acabó.

¿Wow…?

Creo que nunca me he sentido tan vacío.

 

Iseo & Dodosound – Fresh air

The less you think, the more you feel.

Can’t stop

Que alguien me diga cuándo parar porque no sé, no puedo.
Entiendo que hay que hacerlo, que todo se acaba,
y nosotros,
y qué sentido tiene esperar a que nos pare otro;
pero no, no soy capaz.

Soy el último en todos mis grupos de WhatsApp, y esa es mi vida.
Nunca me voy. Por si acaso.
Aunque sea evidente.

No sé cuándo decir basta.

 

Miley Cyrus – Can’t stop

We run things, things don’t run we.