Ya nadie presta atención a la belleza interior. Belleza interior, ¿verdad? Ni siquiera se habla ya de la belleza interior.
Toda esa mierda me pone triste.
La belleza formal está muy bien: las líneas, los colores… no sé más. No tengo ni idea de qué implica la belleza formal, pues para mí lo realmente bello es un secreto.
Uno no va por ahí alardeando de toda esa belleza interior que posee.
¡Mirad cuán bello soy!
No funciona así.
Imagino la clase de belleza que importa como un cofre, pequeño, cerrado, escondido en algún punto entre el hígado y el bazo. No se ve.
La belleza interior si acaso se siente.
Yo, que no soy un cofre y desconozco si lo albergo, tiendo a rechazar aquello de venderme. Venderse, ¿verdad? ¿En qué momento han conseguido engañarnos tanto?
No es que sea feo del todo, pero es que me da igual, ¿sabes? Que sí, que ya sé que sin barba estoy mejor, pero tengo más frío; y a mí no me interesas queriendo comprarme el barco.
Yo, por querer, quiero que te subas aunque me falte alguna tabla, que me dejes llevarte adonde quiero tenerte sin esperar un montón de oro, que no veas que surcamos hacia esa equis del mapa porque no haya en tu cabeza una ruta. Quiero que el día que encuentres la llave no sientas la necesidad de buscar el cofre, que haga ya años entonces que el tesoro es tuyo.
Jack Savoretti – No one’s aware
Being alone doesn’t mean that you’re free, so come with me.