A deep slow panic

Vivimos deprisa, corremos de un lado a otro, comemos cualquier cosa en cuestión de minutos y seguimos con nuestra rutina acelerada. Lo hacemos porque es lo que hacen todos, porque la sociedad nos obliga, porque en un mundo que gira con prisa quien frena se queda atrás. Hay que vivir el momento, aprovechar al máximo, exprimir el día.
La clave debe ser esa: exprimir. Exprimirlo todo: el tiempo, los saludos, las conversaciones, las sonrisas, las miradas… los sueños. Y yo, que sé exprimir un limón pero no sabría cómo hacer lo mismo con un sueño, pienso que quizá no esté hecho para esta vida. Siento que a lo mejor me estoy quedando atrás, que me paré un día a mirar al cielo porque me pareció hermoso y el mundo siguió dando vueltas ajeno a mí. Siento que me quedé ahí, en un punto en el que ya no me interesaba correr, sino contemplar las nubes, seguir el vuelo de los pájaros, quizá incluso oler las flores.

No me sigáis si perdéis el rumbo, que no voy a la velocidad que toca.
Ya no tengo prisa. Ya no exprimo nada.
Ya sueño despacio.

AFI – A deep slow panic

Teach me, teach me not to dream.

Different day

Te borraría del mundo.
No es que no me gustes, más bien al contrario: creo que me gustas demasiado. Ese es el problema, el motivo por el que te borraría del mundo. Por inconveniente. Por pasar por mi lado cuando ya casi te había olvidado, no mirarme y recordarme que existes, que estás ahí y que no tengo manera de encontrarte. Por inalcanzable. Por llevar en tus ojos mis mejores miradas. Por no saber si las que tú me diste también fueron las tuyas. Por hacerme sentir así. Por echarte de menos sin tener razón.
Por eso, que es sólo el principio, y todo lo que hay entre ese punto y el final, te borraría del mundo.
Pero no podría vivir sabiendo que jamás volvería a verte.

State of shock – Different day

‘Cause the sad sad side of it all is you don’t remember.

15 minutos

Eres un libro que apenas tengo tiempo de leer, lo cual es bueno, porque siento que sería capaz de devorarte en un instante. Una semana un capítulo, otro la siguiente… Siempre quiero más. Siempre vuelvo a esa estantería a buscarte.
Sueño con tu portada, con abrirla despacio, con acariciar con cuidado cada una de tus páginas, como si uno fuera capaz de estremecer un libro. Te leo ávidamente, porque eres solo mío o finjo que así es, porque cada nuevo detalle me arranca una sonrisa. Giro las hojas con miedo, ignorando si eres un relato corto, una novela o una saga; y por favor, sé una saga.

Terminas siempre igual: se cierra el capítulo, te acabas, te alejas y soy yo el que se va.
Y quizá estoy contigo media hora a la semana, pero es la media hora que más ansío.

Marwan – 15 minutos

Siempre, siempre, siempre.