Little balloon

Monté el árbol el otro día, me puse a decorarlo y vi que no me bastaba, que yo lo que quería era ir más allá: decorar el mundo. Puse mis bolas en una mochila y me eché a la calle.
Encontré cientos de huecos a los que les faltaba algo de vida, de alegría… y se la di.
Fui colgando mis adornos aquí y allá, pero por cada lugar que decoraba siempre hallaba dos más faltos de magia. Me había propuesto alegrar el mundo y cada vez estaba más desalentado, pues descubría que el mundo a cada intento se hacía más grande, mientras que mis ornamentos se veían más insignificantes.
¡Globos!, pensé, que yo soy de pensar palabras sueltas. Llené mi mochila de ellos, muchos, de mil colores, y seguí con mi camino. Soplé y soplé, como el lobo del cuento, creando ilusión; o eso pensaba yo.
Subí escaleras, trepé muros y me descolgué de puentes, pues los lugares que identificaba eran cada vez más inaccesibles. A cada globo colgado más crecía esa sensación de que estaba haciéndolo bien, de que aquello era algo bonito.

Algo bonito.
Había pasado horas colgando primero adornos y luego globos que estéticamente eran perfectos. Y entonces lo vi a él.
El último globo era un globo raro. No sé qué tenía, pero tenía algo que si esto fuera un cuento diría que lo hacía especial, pero en verdad lo hacía feo; o eso pensaba yo. Estamos acostumbrados a cuantificar la belleza en términos superficiales, a catalogar lo bonito en base a criterios vacíos, a escribir frases rimbombantes que al final no dicen nada.
Pensaba que había estado haciendo del mundo un lugar mejor y lo único que había hecho había sido llenarlo de aire.

Sostuve el globo raro entre mis manos y esta vez, en lugar de soplar, volqué en él lo mejor de mí. Lo inflé con sueños, con amor, con sonrisas y con todas esas cosas que me sobran, no en sentido de que no las quiera sino de que tengo a raudales (no olvidemos que esta es mi postal y aquí, aparte de para decorar el mundo, estoy para echarme flores). Siendo el globo más feo que había visto nunca era el mejor globo que había inflado jamás. Le até una cuerda y me dispuse a colgarlo, pero ¿dónde?
La pregunta me dejó bloqueado durante horas, hasta que me di cuenta de que el problema de la pregunta era la pregunta misma, que en realidad no era ¿dónde? sino ¿con quién?

La postal de este año es la respuesta.
Probablemente no sea la mejor postal que veas, y sí, el globo es feo, pero por una vez vamos a quedarnos con lo que hay dentro.
La vida no siempre es perfecta, pero te juro que este es mi mejor globo, y este año quiero que lo tengas tú.

¡Felices fiestas!

Postal 2014 - Zhalwa

Jenny & Tyler – Little balloon

No one is able to steal what is in your hands.

4 comentarios sobre “Little balloon

  1. Pingback: Clone – Z
  2. ¿Te beso? ¿Te aprieto? No te conocía cuando hiciste esta preciosura de tarjeta de Navidad… ¿Dónde estaba yo? Ni idea… No estaba en los blogs todavía… Pero que suerte, que hoy haya visto tu tarjeta de Navidad de entonces… y me quedo con todo lo que estaba adentro.

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