Locura transitoria

Es todo mercadotecnia, que aunque suene raro a la RAE eso del marketing no le convence.
No importa tanto lo que tienes sino cómo lo ofreces.

Compramos envases, no contenidos; actores y no cine; cantantes y no canciones.
Alardeamos de usar todos nuestros sentidos para acabar comiendo con los ojos.
Es lo que hay, la vida es esto: un lugar lleno de mensajes llamativos y colores subliminales donde el valor de las cosas no va al peso, pues pesa más un anuncio que un resultado.

Lo decimos, sí, y nos quejamos, pero estamos en el juego. No es que entremos en él, porque nunca hemos llegado a estar fuera. Estamos en el juego y lo sabemos y es una lástima, pero es lo que hay.
La vida es esto.

Sabiéndolo y tirando los dados religiosamente siempre que me toca, a veces me da por pensar al margen, en ese espacio en blanco que queda en ocasiones a los lados donde nadie me dice qué quiero o qué necesito.
Es todo vender y venderse, pero ¿qué pasaría si permitiéramos que el contenido brillara por encima del continente?

Soy consciente de que es una majadería, pero por una vez me gustaría ver el mundo sin maquillajes, decidir sin que sea fruto de una interferencia en mi cerebro.
Me gustaría, por cambiar, ver qué ocurre cuando se valoran los actos por lo que encierran y no por el papel que los envuelve. Dejaríamos quizá de poner nuestra atención en hacer el lazo más bonito para pasar a trabajar por objetivos de algún modo más nobles.
Quién sabe si empezaríamos entonces a trabajar con el corazón.

Corazón, ¿verdad? Ya os avisé de que era una locura.

 

Extremoduro – Locura transitoria

Se enciende dentro un puto rayo que no cesa.

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