Desde niño he usado los sueños para escapar, porque existen muchos mundos y por qué no iba a querer yo explorarlos.
Siempre me ha gustado explorar, descubrir lo desconocido y quitarle el des.
He soñado mucho, aunque dicen que todos lo hacemos; pero yo a menudo tengo la suerte de recordar esos viajes. Recuerdo cada color, cada palabra, cada gesto.
He soñado tanto que no siempre he tenido claro qué era real y qué no; tanto que a veces me he preguntado si no era este mundo el sueño.
De un modo u otro esos mundos siempre eran mejores que este, no porque este fuera malo, pero siempre se puede ir a más, ¿no?
Ayer fue domingo. Lo pasamos juntos. Me fui a dormir…
…y soñé con cada color, cada palabra, cada gesto.
Quizá no siempre se puede ir a más.
Pastora – No se puede más