Feliz Navidad

Lo único que se podía ver en medio de aquella oscuridad era un árbol, o ni siquiera eso: medio árbol y la silueta del otro medio. Era un árbol de Navidad, pero solo estaba decorado por un lado. Había luces, muchas, pero también nada. Era un árbol con dos caras.

Quizá la historia te suene de algo si estabas por aquí en 2015. «Hace solo dos años», o «ya hace dos años», tú decides. La postal de entonces hablaba de las dos caras de la Navidad, porque sin dudas las tiene. Igual que los árboles. Y la verdad. Y aquel malo de Batman. Y las personas.

Todos tenemos dos caras, dicen, pero yo me puse a pensar en eso el otro día y no lo veía claro. Cómo lo vas a ver, me dije, si no te miras. Reflexionar va muy bien para verse uno por dentro, pero estábamos hablando de caras y las caras están por fuera de toda la vida, así que cogí mi cámara de fotos, la planté frente a un espejo y empecé a disparar.

Bang, bang, bang, bang, bang.

No murió nadie, que con mi puntería en una película de acción solo me dejarían ser de los malos. Saqué el carrete, lo llevé a revelar, esperé.

A los dos días me acordé de que aún no había hecho la postal de este año, y no solo eso, sino que ni siquiera tenía una idea. Suelo tener ideas, muchas, pero nada. ¿Y si había acabado todo? ¿Y si este año no había postal? Podría pasar, supuse.
Lo puse en Facebook. Hubo un poquito de drama. Definitivamente soy de los malos.

Un par de días más tarde recogí las fotos, abrí el sobre ese naranja y confirmé lo que llevaba una semana temiendo: ¡solo tenía una cara! De verdad, yo sabía que eran fotos diferentes porque recordaba el olor a pólvora tras cada estallido, pero iba pasándolas y no había manera de distinguir una del resto, lo cual me dio una idea.

Me había puesto triste al principio, llegando incluso a sentirme incompleto, menos que los demás. ¿Por qué esa otra gente tenía dos caras y yo no? Luego me había dado cuenta de que no era cierto, de que quizá tener dos caras no era lo más óptimo. A fin de cuentas nadie quiere ser un malo de Batman (ni un árbol).

Desnudé la mitad de un árbol que no quería ser, vestí mi (única) cara con su ropa y volví a hacerme fotos. Muchas. Usé el móvil esta vez.
La cara seguía siendo la misma, pero gracias a las luces cada foto era diferente.
¡Podía demostrarle oficialmente al mundo que solo tenía una cara!
Me pareció buena idea hacer eso en Navidad.


Ha sido un año raro, supongo, pero raro bien. Me he ido, un poco más de lo que ya me había ido antes, pero irse también es llegar, y estoy muy bien donde he llegado. Casa es donde uno está rodeado de gente que solo tiene una cara, y yo tengo la suerte de poder llamar casa a muchos sitios. Si eso no es Navidad yo no sé qué lo es.
Siempre veo vuestra cara, porque entre selfi y selfi miro hacia dentro y ahí estáis.
Y a veces me río y me sale vuestra risa.
Y a veces hablo y soy vosotros.
Feliz Navidad.
Postal_2017

Cóseme

Todos tenemos cosas que nunca decimos porque pensamos que nadie más las entendería, por sentirnos únicos, porque nos creemos especiales pensando que no todos tenemos cosas que nunca decimos, aunque todos tenemos cosas que nunca decimos.

Quizá si lo hiciéramos, si habláramos de ello, nos daríamos cuenta de que no son las series que vemos o la música que escuchamos lo que nos une, sino esas cosas raras. Sobre todo esas cosas raras.

Deberíamos hacerlo más, lo sé, lo intento, pero cómo iba a decirte que a veces rompo cosas, sin más, que me vuelvo verde, que me siento Hulk y arraso. Con todo. Con todos.
Cómo iba a decirte que me gusta destruir aunque no es por el caos sino por los intentos de reconstrucción, por ponerme a prueba, por ver si seré capaz de arreglarlo otra vez. Cómo iba a decirte que no me van los retos pequeños, que cada vez voy a más, que mejor cuanto más roto. Cómo iba a decirte que a veces pego muy fuerte.

Deberíamos hacerlo más, hablar de esas cosas que nunca decimos, porque todos tenemos cosas que nunca decimos.
Quizá si lo hubiéramos hecho a tiempo me habría dado cuenta de que nos unía mucho más que cuatro canciones y dos series.
Quizá así no me habrías hecho pedazos.

 

Beret – Cóseme

Todos tenemos esa persona que nos hizo mil pedazos y nos dijo «ahora constrúyete».

Superman

¿Nunca te has preguntado dónde está tu límite? No el momento en el que dices que no puedes más sino después, el de verdad, eso que hay más allá que aún no has experimentado. ¿Nunca has tenido curiosidad?

Quizá somos superhombres y nos negamos a descubrirlo por un noséqué sin sentido.
¿De verdad no quieres saberlo?

Yo estoy decidido: quiero descubrir hasta dónde puedo llegar, cuánto puedo haber dado cuando lo haya dado todo.

¿Y si nunca llego?
¿Y si no me acabo?
¿Y si somos infinitos?

 

American Authors – Superman

I feel like Superman.