Socks

Hoy estaba doblando calcetines y he visto que uno estaba del revés. He pensado que debería darle la vuelta, pero me lo he cuestionado.

– ¿Por qué debería?
– Para que esté del derecho cuando te lo vayas a poner.
– ¿No podré darle la vuelta entonces?
– ¿Y si tienes prisa?
– Estamos hablando de doblar un calcetín.
– Pero, ¿y si tienes prisa?
– ¿Tanta prisa que no tenga tiempo ni de darle la vuelta a un calcetín?
– Tanta.
– No tiene sentido.
– ¿Cómo?
– Tengo muchísima prisa, tanta que no puedo darle la vuelta a un calcetín, ¿pero tengo tiempo de pararme a ponerme calcetines?
– No puedes ir sin calcetines… te rozan los zapatos.
– Eso es verdad.
– Dale la vuelta, anda.
– ¡Jamás!

Probablemente se tarde menos en darle la vuelta a un calcetín de lo que se tarda en tener esta conversación contigo mismo mientras lo miras fijamente, pero a veces hay que saber decir que no, aunque sea a ti mismo y acerca de un calcetín.

ACTUALIZO: Al rato me he arrepentido y he tenido que volver al armario, buscar el par de calcetines en cuestión y darle la vuelta a ese. Por si tengo prisa.

Out of Luck – Socks

I just can’t describe what I’m feeling inside right now.

Viviendo deprisa

Alejandro lo sabía. Fue hace muchos años, pero el ya lo dijo; que estábamos malgastando nuestro tiempo viviendo deprisa.
Es curioso cómo todas esas canciones, libros y películas tienen otro sentido si las miras desde nuestra perspectiva actual. Como si toda esa gente ya lo hubiera sabido, o como si lo que sentimos ahora no fuera en verdad tan diferente de lo que hemos sentido antes.

A lo mejor con los sentimientos pasa como con los sabores, que hay unos cuantos y los puedes combinar como quieras, pero al final los colores primarios son los que son.

Viviendo deprisa, corriendo de aquí para allá; que si coge el metro, que si lleva a los niños a inglés, que si haz la cena rápido que empieza Cuéntame. Y de pronto todo se para.

Todo se para, y es lunes por la noche aunque no son ni las siete y media, que ahora con suerte estarías volviendo del trabajo, pero ya estás pensando en cenar y meterte en la cama. Es lunes por la noche y estás escribiendo desde lo que antes era una mesa que casi no usabas pero ahora es oficina, comedor, cafetería y otras tantas cosas más.
Ha sido un lunes lento, o eso habrías dicho antes, pero ahora todo es lento, así que ha sido simplemente un lunes. Otro lunes. Un lunes bueno, en verdad, que no has hecho horas extra, has comido bien y has hecho veinte minutos de ejercicio. Veinte. Parece hasta mucho.

Supongo que volveremos a vivir deprisa, pero hoy solo el hecho de pensarlo es raro.

Alejandro Sanz – Viviendo deprisa

No me esperes, yo me quedo aquí.

Correr, pero a dónde

Corría sin prisa, porque tenía que llegar aunque no estuviera segura de si quería.
No podía arriesgarse a que le dijeran que no había puesto de su parte.
No podía fallar.

Fallar… pero a quién.

Era la batalla de siempre:
lo que estaba bien contra lo que tenía dentro,
ella contra el resto,
la cabeza contra el corazón.

Ella contra ella.

Era su cabeza contra su corazón, y ahí no podía echarle la culpa a nadie más.
Corría, y en ningún momento se había planteado parar, aunque corría despacio.

Pudo haber llegado antes, pero es que a veces hay que llegar tarde.

 

Zetazen – Correr, pero a dónde

La eterna cuenta atrás empieza en doce.