La vereda de la puerta de atrás

Me dijiste que tenías ganas de volver y me emocioné, porque era algo que deseaba aunque apenas lo dijera (aunque no lo dijera en absoluto). Uno puede hacerse el fuerte, el orgulloso, intentar que estas cosas no salgan, para que no le hagan daño otra vez o para no parecer tonto, pero eso solo funciona en la vida real: en los sueños es imposible engañarse a uno mismo.

Me desperté y me hizo gracia, porque cómo ibas a volver si nunca habías venido. Aun así me había alegrado de volver a verte, aunque nunca hubieras mostrado interés.
Aunque nunca vayas a hacerlo.

Supongo que sé fingirlo, pero que en el fondo no soy capaz de guardar rencor, que cierro las puertas pero nunca echo la llave, por si acaso; por si algún día vuelves a llamar aunque nunca lo hayas hecho.

No sé dejar de querer.

Extremoduro – La vereda de la puerta de atrás

Mi ejército no tiene banderas, solo un corazón.

I don’t know my name

Es imposible que yo hubiera decidido cómo quería llamarme: nací sin saber hablar.
Mi nombre lo eligieron mis padres por mí, y supongo que tiene sentido.
Nací siendo suyo, indefenso, dependiente… y callado.
Creo que lo que más me limitó a la hora de autobautizarme fue el hecho de nacer callado.

Nombres, ¿verdad?

Se los ponemos a todo, y supongo que tiene sentido. No podemos llamar a algo que no se llama, y nos gusta llamar. ¡Nos encanta! No habríamos inventado los teléfonos de no ser así.

Damos nombre a todo lo que entra a nuestra vida, a todo lo que se hace nuestro.
Mis padres me pusieron uno, pero ¿no debería ser solo suyo?

Quizá cada persona debería ponerle nombre a toda aquella que entrara en su vida.

Quizá deberías buscarme uno para cuando me haga tuyo.

 

Grace VanderWaal – I don’t know my name

I don’t play by the rules of the game.

Si tú me dices ven

A mí la lluvia me gusta desde el sofá, cuando la veo aporrear el cristal desde el otro lado mientras estoy calentito bajo mi manta.
Me encanta la lluvia, pero que no me moje.

Me pasa con la lluvia igual que con el fútbol, que no le veo sentido desde detrás de un muro, que si no puedo jugar ¿qué gracia tiene?
El deporte no es deporte si no sudas;
la lluvia no es lluvia si no te empapa.

Me asomo a la ventana eres la chica de ayer, respiro, la veo caer.
Huele a verano, a tierra, a mar. A ti.
La oigo golpear el suelo, llamarme.
No sé decirle que no.

Si tú me dices ven lo dejo todo.
Hasta el paraguas.

 

Los Panchos – Si tú me dices ven

No detengas el momento por la indecisiones.