Grow as we go

El niño se pasa la infancia queriendo crecer, porque para todo lo interesante hay que ser grande, porque nadie le escucha, porque los mayores se ríen y él no lo entiende. El niño quiere crecer, y lo hace, pero esas ganas no se van: el niño sigue queriendo crecer. Son muchos años con el mismo objetivo, demasiados, y un día el niño ya es grande pero ahí sigue el anhelo.

El niño ha cambiado, y también ha cambiado lo que significa esa palabra, crecer, pero sigue estando ahí, ahora ya casi una necesidad.
Hay que crecer, que ahora es evolucionar, o aprender cosas nuevas, o hacer mejor las cosas que el niño ya sabe hacer.
El niño ya no es un niño, pero sigue sintiéndose tal, porque en parte piensa que si uno no se siente pequeño no puede aspirar a ser grande, y el niño se siente pequeño, muy pequeño a veces.

El niño también se siente pez, porque escuchó una vez que los peces crecen según el tamaño de la pecera en la que viven y ahí se quedó eso grabado, aunque sea mentira.
El niño sigue creciendo lo que puede, dejándose llevar en un sentido literal, porque en la pecera te ponen, no lo haces tú, y si el entorno te limita te resignas hasta que te cambien a otra que te dé más.
Así vive, queriendo crecer pero sin hacerse realmente dueño de su viaje porque cree que no puede, que la vida es esto, que depende de la suerte.

Un día el niño se acuerda de que vio Buscando a Nemo y de que ahí salen de la pecera por sí mismos.
Y recuerda que se puede.
Y decide decidir.

Ben Platt feat. Sara Bareilles – Grow as we go

Ooh, who said it’s true that the growing only happens on your own?

Frío, Frío

Ya no hacen juegos como los de antes, donde el nombre es además las reglas y no hace falta saber nada más. Nadie pregunta cómo se juega si propones jugar al pilla pilla.
Otro de esos grandes clásicos es frío frío, caliente caliente, que quizá necesita algo más de explicación porque puede estar tibio, pero poco más. A pesar de lo simple que es, pocas emociones se comparan a estar cerca, caliente, más cerca, muy caliente, aún más cerca, ¡te quemas!
Y ahí está, lo que fuera que andabas buscando.

Ahora que ya soy mayor me dedico a culpar a mi infancia de todo lo que me pasa. Supongo que es normal. De pequeño alguien me dijo tal y ahora mira. Supongo también que la mayoría de las veces son excusas, pero alguna vez tengo que tener razón, y estoy convencido de que esta tiene muchos números.

¡Te quemas!
¿Por qué? Es decir, ¿no tenemos el sentido del tacto para evitar situaciones como esta? Los corpúsculos de Ruffini para ser precisos (sí, lo acabo de buscar en Google).
Nuestra evolución nos dice que si algo está muy caliente nos apartemos, pero ahí está nuestra infancia diciéndonos todo lo contrario: que si está muy caliente es que casi lo tenemos, que sigamos, que un poquito más…

No es tu culpa si no te apartas a tiempo o si no sabes decir basta: la culpa la tienen los hijos de p niños esos de tu clase. O tus padres. O la profesora aquella que no estaba a lo que tenía que estar cuando le tocaba patio.
Tú nunca.

Juan Luis Guerra feat. Romeo Santos – Frío, frío

Forjado de recuerdos