«Feliz» Navidad

A ver cómo te intento vender yo ahora que la Navidad no es tan importante, si hasta lo he escrito con mayúscula inicial. A ver cómo te digo que es un día más y que no cambia nada, que todo lo que le atribuimos a estas fechas lo podemos hacer en cualquier otro momento, que da igual. Cómo.
Quiero hacerlo, de verdad, por todos mis compañeros y por mí primero, que llevamos jugando al escondite casi un año ya y esto se hace cuesta arriba, sobre todo ahora, pero es que la Navidad no es cualquier cosa.

La culpa la tienen los niños, que se empeñan en ponerle ilusión a cosas tontas como esta. No sé cómo se lo habréis explicado vosotros, pero yo llevo semanas hablando con el que tengo dentro y no hay manera, que los hechos están ahí, pero ¿cuándo se ha basado la ilusión en hechos?
Sí, supongo que puedes dejar la ilusión para marzo, o para el año que viene, pero eso el niño no lo entiende. No quiere. No quiero.

Y el mundo sigue, y llega el invierno, y «feliz Navidad» y todo eso, pero quizá este año es más hipócrita aún que ningún otro ir deseando eso, que lo mismo hasta hace daño. ¿Y si no es feliz? Joder, qué presión.
Pásala como quieras, ¿no? O como puedas. O como te dejen.
Si no es feliz, pues no lo es, ¿y qué? Y si quieres llorar pues llora, que tampoco te va a ver nadie. Y si es feliz perfecto, pero que no te fuercen tampoco.
¡Nadie puede obligarte a pasártelo bien!

Después de todo este rollo y todas las vueltas que le he dado en mi cabeza a este tema y a si publicar o no la postal este año, verás que en ella te deseo feliz Navidad. ¡Ja! Pero al menos te lo digo desde detrás del árbol, guardando la distancia; y he tenido la cortesía de taparme la nariz y la boca. Eso no se ve todos los días (vale, sí). Ten cuidado, por favor.  

Me alegro de «verte».

¡Un abrazo!

Find me

Porque a veces la llevas pero no siempre; sería demasiado aburrido.
Ese es el juego: cazador-cazado, pillador-pillado, salvador-salvado. Algo así.
Ahora te toca esconderte.

Está contando en voz alta, hacia atrás, diez, nueve y el resto de números. Ya sabes cómo va eso, que si ocho, que si siete, pero tiemblas. Tiemblas por si sale mal, no el juego en sí sino tu juego.

Es sencillo y nunca lo es. Las reglas son claras pero ganar no siempre es ganar, sobre todo si lo único que quieres es que te encuentre. Y te entra el miedo de haberte escondido demasiado bien.

Cinco, cuatro, tres.
Siempre es el tres, ¿verdad?

Eres grande, lo sabes. Eres mucho más grande que esa farola. ¿Podrías ser más obvio? Aunque es normal si tenemos en cuenta que ni siquiera querías jugar.

Las cosas que hacemos por amor.

Dos, uno.

 

Sigma ft. Birdy – Find me

If you’re ready, heart is open, I’ll be waiting, come and find me.