Dinamita

Te perdimos una vez.
Te buscamos, y te buscamos, y te buscamos, pero no éramos capaces de verte.
Tenías que estar ahí, y aun así no estabas.
Seguíamos buscando, teniendo cada vez más claro que no ibas a aparecer, que ya era tarde, que no, pero ¿cómo íbamos a parar? ¿Cuándo dejas de buscar a alguien a quien quieres?
La respuesta es nunca.

Ya habíamos tirado la toalla, pero seguíamos buscando porque la alternativa era peor: aceptar que no íbamos a volver a verte. Y contra todo pronóstico apareciste.

En ese momento lo olvidamos todo. Es como si el cerebro se bloqueara, o incluso como si no tuviéramos cerebro.
No pensamos, no podíamos, ¿cómo?
La cabeza nos seguía diciendo que estaba ya todo perdido, pero ahí estabas.
¡Estabas ahí!

Y mientras dejábamos que la alegría se adueñara de nosotros, el cerebro, que para nada se había bloqueado, seguía haciendo su trabajo, borrando todo lo que nos había llevado hasta ese momento, porque qué importaba todo eso: los nervios, el miedo, la búsqueda, las preguntas…
Nada importaba porque estabas aquí.

El cerebro se encargó de borrarlo todo, incluido el hecho de que realmente no te habías perdido.
No supimos verlo, o no quisimos, porque cómo íbamos a pensar que eso era lo que tú querías.
¿Cómo aceptas que alguien a quien quieres no quiere estar a tu lado?

En verdad nada tenía que ver con nosotros, pero a veces resulta casi imposible no ver las cosas desde nuestro punto de vista.
No fuimos capaces de ponernos en tu lugar, de entenderte, y supongo que mentiría si dijera que hoy algo de eso ha cambiado. Aceptamos que te has ido, y que probablemente eso fuera lo que quisiste desde un primer momento, pero no lo entendemos.
Ojalá pudiéramos.

Y no sabemos parar de buscarte.

La Bien Querida – Dinamita

Voy a salir a buscarte. Voy a salir a buscarte.

Hojas

Somos plantas, supongo, y se nos van cayendo hojas hasta que al final no nos queda nada: no somos más que un tallo, y al poco morimos. 
¿Os imagináis que hubiera decidido empezar así la postal de este año?
Menos mal que no.
Me han dicho alguna vez que esto no se entiende, que de qué va el mensaje. He estado leyendo los de otros años y no sé, yo tampoco los veo tan mal; aunque eso es solo mi opinión.
Me he propuesto por tanto hacer algo más sencillo este año, más para todos los públicos, sin referencias a David Hasselhoff ni a la fotografía analógica ni a ningún superhéroe. Nada divertido, vamos.
Me acuerdo del año de la postal del globo. Estaba bastante orgulloso de mi historia, para qué negarlo. Me había ido a dormir muy tarde pero había merecido la pena.
Estaba aquel año en casa, así que al despertarme al día siguiente lo primero que hice fue preguntarle a mi madre qué le había parecido.
– Muy bonita – me dijo.
– ¿En serio? – respondí emocionado. El reconocimiento de una madre siempre emociona.
– Sí – prosiguió -, me gustan mucho los tonos de azul.
Estaba hablando de la imagen. La foto nunca es lo importante, mamá.
– Sí, eso también, pero… ¿qué te ha parecido la historia?
– ¡Ah! No la he leído.
Sin más.
Creo que ahí perdí una hoja.
No he empezado esto con la frase con la que lo he empezado, pero en los días previos a este momento ha estado rondándome esa idea la cabeza: somos plantas. Nacemos con poco y nos vamos haciendo, con el poco que traemos de base y el mucho que cogemos de fuera. Fotosíntesis a saco. Nos salen hojas que van dando forma a lo que somos, y supongo que toda esta metáfora que no sé muy bien adónde me lleva es porque el otro día vi Pocahontas, donde no salen ni David Hasselhoff ni cámaras de fotos antiguas ni superhéroes, así que de momento estoy cumpliendo.
No sé si me seguís, pero vendría a ser una hoja cada relación con otra persona, cada una de nuestras aficiones… cada postal de Navidad que enviamos desde 2002.
Nos van saliendo hojas a lo largo de nuestra vida, muchas cuando somos pequeños, menos luego. Y algunas se caen.
Hay hojas que no está en nuestra mano mantener, pero hay otras que sí, y yo os quiero verdes.
Supongo que si tengo un deseo para este 2019, porque al final esto es una postal de Navidad y es lo que toca, es que nos demos cuenta de lo que nos hace únicos, que nos reguemos si eso tiene algún sentido, que luchemos por conservar las hojas que nos aportan, por hacerlas crecer un poco incluso, y por qué no, que hagamos que nos nazca alguna nueva. Siempre hay tiempo para nuevos brotes.
Tendría sentido ahora que la postal fuera una planta, o algo verde al menos, pero no: soy yo haciendo el tonto en el agua. Mucho azul. Resume no obstante cuatro de mis hojas favoritas:
– Hacer el tonto
– Estar en el agua
– Escribir esto cada año
– Poder compartirlo contigo
¡Felices fiestas y próspero Año Nuevo!
¡Un abrazo!
Christmas

Vas a quedarte

La próxima vez lo haré mejor, lo prometo.
Cambiaré todo lo que hago mal, y no solo eso: cambiaré también esas cosas que no te gustan, aunque no les pase nada, que me he dado cuenta de que no se trata de lo que está bien sino de adaptarse. Voy a ser como esas cosas que pones en los enchufes cuando te vas de viaje a otro país donde todo es diferente, porque al final la corriente es siempre la misma pero cambian los agujeros.
Un poco como nosotros.

La próxima vez lo haré mejor porque he aprendido.
De cada error se aprende, y te juro que a veces pienso que para qué hay que aprender tanto. ¿No basta ya? Uno piensa cuando acaba el colegio que ya está, pero no. Y luego a veces el instituto. Y la universidad. Y siempre que crees que acaba hay otra cosa.
Y al final, cuando parece que ya de verdad no hay más, está la vida.

Supongo que me sigo equivocando porque aún no estoy listo, que me sigue faltando un hervor o yo qué sé.
Creo que ya no me gusta aprender, que no lo disfruto como al principio de todo esto, pero entiendo que hace falta.
Y un poco también lo siento.

Nadie se merece ser con quien otro se equivoca, pero al mismo tiempo alguien tiene que serlo para que todo esto funcione. Ahí entras tú.
La parte buena es que cada vez me quedan menos errores de los que aprender, que voy empezando a entender cómo va todo esto, ¿sabes?

La próxima vez lo haré mejor.

Aitana – Vas a quedarte

Porque te juro que esta vez voy a cuidarte.