No me considero mala persona, pero a ver, buena buena tampoco.
Ochenta – veinte quizá.
Ochenta – veinte está bien. Muy bien.
Ochenta – veinte es ser bastante buena persona, casi todo el tiempo; algún desliz de vez en cuando.
A nadie le gusta un cien – cero. Es tan perfecto que da hasta rabia. Eso es un cien – cero.
No, gracias.
El problema quizá es que nunca hablo del ochenta.
No me gusta ponerme medallas, y no porque tenga un cuello muy sensible y me moleste el roce, aunque haga el cariño, que también, pero es que ¿no va eso en contra de todo esto? Eso es lo de las medallas. Esto es lo de ser buena persona.
No hay premio, no debería haber premio, nunca habrá premio.
Ser buena persona es el trabajo más desagradecido del mundo.
Lo siento.
El problema quizá es que sí hablo del veinte, ¡vaya que si hablo! Es lo único de lo que hablo, de hecho. Reconozco mis fallos, mis errores, todo eso que hago mal… y lo que no hago. Digo lo que pienso, siempre, aunque sea malo. Sobre todo lo malo.
Seguro que hay gente peor, pero se callan. Yo no sé.
A veces parezco un cero – cien.
Michael Jackson – Bad
You know I’m bad, I’m bad, you know it.