Correr, pero a dónde

Corría sin prisa, porque tenía que llegar aunque no estuviera segura de si quería.
No podía arriesgarse a que le dijeran que no había puesto de su parte.
No podía fallar.

Fallar… pero a quién.

Era la batalla de siempre:
lo que estaba bien contra lo que tenía dentro,
ella contra el resto,
la cabeza contra el corazón.

Ella contra ella.

Era su cabeza contra su corazón, y ahí no podía echarle la culpa a nadie más.
Corría, y en ningún momento se había planteado parar, aunque corría despacio.

Pudo haber llegado antes, pero es que a veces hay que llegar tarde.

 

Zetazen – Correr, pero a dónde

La eterna cuenta atrás empieza en doce.

Correcto

Definitivamente estoy al revés: tengo frío cuando la gente empieza a ponerse manga corta, me gana la nostalgia cada noche la batalla por el teclado como si fuera noviembre y mi cara está cada vez más roja. No me pongo rojo por vergüenza, que va a ser verdad que se pierde con los años, sino por lo de estar al revés: boca abajo la sangre se va acumulando, y aunque entiendo que debe haber un límite espero poder dar la vuelta antes de confirmarlo.

En general estoy bien, es primavera y es todo jijí, jajá y flores, pero por las noches me viene esto; el pasado, los fantasmas… como si mi vida me pasara por delante pero pasando por alrededor, y solo fragmentos concretos: cosas que no hice, cosas que hice mal.
Cada noche acabo preguntándome lo mismo: qué es mal, qué es bien… qué habría sido lo correcto.

Supongo que esa es la clave: lo correcto. Y no hay respuesta.

No me preocupan las dudas; ni siquiera la nostalgia o las noches en vela.
Me preocupa que no sea noviembre.

 

Jero Romero – Correcto

A veces tiene miedo a descubrir que sí, que a veces es correcto lo que opina sobre mí.