No cuento los días porque me parece que eso es torturarse a uno mismo y qué sentido tiene, pero lo mismo son demasiados ya, que yo pensaba que estaba bien, pienso que estoy bien, pero tengo menos ánimo, menos ganas. Y lloro más.
Llorar es bueno, está bien, pero lo mismo no hace falta llorar porque se le ha acabado la tinta al boli.
Hay límites.
Otra cosa que no hago es hablar con las plantas. ¿Para qué? No te escuchan, no te contestan, y lo último que quieres demostrarle al mundo es que te estás volviendo efecticamente loco.
Uno pierde la cabeza por dentro, poco a poco, y no lo dice.
Me paso mucho tiempo mirando las plantas, eso sí, fijamente. Últimamente mientras lo hago veo con el rabillo del ojo muchas cosas moverse a mi alrededor, como si hubiera alguien ahí, o algo. O muchos algos. Cuando centro la mirada todo está bien, pero yo sé que no es verdad, y ellos también.
Eso es volverse loco, pero por dentro, sin que se note.
Lo último que se me ocurriría sería escribir sobre ello.
Dice el helecho que llevamos cuarenta y siete días.
Muse – Madness
Es una etapa de aprender a valorar todo lo que dabamos por hecho que venia dado, ahora todo tiene más valor. Nunca hubieras hablado con tu helecho si no fuera por la cuarentena, y eso es maravilloso. Es mejor la cuenta atrás, un dia más de cuarentena, un dia menos para vernos :).
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Me encanta verlo así. De hecho, sin esto lo mismo ni tendría helecho, ¡que se ha venido a vivir (antes vivía en el súper) con esto del confinamiento! Un día menos para vernos 🙂
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Tan lejos que estamos y en esta situación el planeta se ha hecho chiquitito, el bichito ese derrumbó todas las fronteras y aquí estamos todos, en compás de espera, para ver quien será el próximo. Los que nos hemos quedado en casa no tenemos tanto riesgo, igual cualquier descuido puede ser un problema. A pesar de ello, no he llorado tanto como esperaba, hago ejercicio y medito. Cosas que había dejado de hacer. No sé cuando esto termine, pero lo hará y volveremos a estar lejos pero unidos como siempre. Un abrazo, gemelo del alma. Petonets.
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¿Verdad que sí? Nunca hemos estado tan cerca de todo el mundo aun estando separados. Nunca nos hemos sentido todos tan iguales siendo tan diferentes. Cómo me alegra leer lo del ejercicio y la meditación, sin duda son muy buenos hábitos que retomar estos días. Y me alegro mucho de leer que no estés llorando tanto como esperabas. Somos fuertes, gemela. ¡Podemos con esto!
Un abrazo fuerte.
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