Aunque no necesitaras excusas para verme buscabas excusas para verme, como aquella vez que te dejaste los calcetines en casa. Te vi quitártelos, te vi tirarlos al suelo y te vi mirarlos de reojo mientras te ibas, no queriendo que me diera cuenta para que siguiera pareciendo un accidente. A lo mejor los veía, te recordaba que te los llevaras y entonces qué. Mejor disimular.
A veces necesitamos ese tipo de garantías que no garantizan nada. Nos tranquilizan, supongo. A veces nos olvidamos de que lo único que hace falta para volver son ganas de volver, y es como si creando un motivo fuera todo más fácil.
A veces basta con «olvidarse» unos calcetines.
Los vi mientras te ibas, solos, ofrecidos en sacrificio por un bien mayor. Pensé en avisarte, pero a lo mejor te los llevabas y entonces qué. No dije nada.
Así vuelve.
Miguel Bosé – Si tú no vuelves
Y cada noche vendrá una estrella a hacerme compañía.
«A veces nos olvidamos de que lo único que hace falta para volver son ganas de volver.»
Que GRAN verdad!!! 😙😙
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Y yo tengo ganas de volver! Y la próxima vez que vuelva ponemos fecha y hora para que no se nos pase, hombre ya! :*
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Me encanta lo de los calcetines, esa es buena… Nunca se me había ocurrido. Si alguna vez vuelvo a estar sola, tal vez lo haga. Petonets.
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No hay que subestimar el poder de un calcetín.
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Jajajaja… Para nada. Había pensado en algo más sexy, pero es obvio si me voy sin alguna de esas piezas. Un calcetín parece inofensivo. Jaaaa…
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Jajaja algo más sexy funciona también: un mensaje mucho más contundente 😉
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Jajajaja… Seguro que sí.
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