Con eso de que haya trenes cada cinco minutos me confío y no me muevo.
Pasas y no me subo, vuelves a pasar y hago igual… y otra vez.
Así todo el día.
Luego llega la noche, hace frío, llueve y pienso: joder, ahora me vendría bien un abrazo. Cuando por fin me decido ya no hay más trenes hasta mañana, y vuelvo a casa andando porque igualmente en el bus nocturno nunca vas. Para qué, si te has pasado el día arriba y abajo en el tren.
Camino, me mojo, pienso en ti y me digo: va, mañana sí.
Mañana vuelvo a dejarlo, que pasas cada cinco minutos. No hay prisa.
Y vuelvo a querer subirme a ti cuando solo queda bus nocturno o baño.
Llego a casa empapado, pero es tu culpa, por pasar cada cinco minutos.
Ojalá solo pasaras una vez en la vida.
Miguel Campello – Llámame mañana
Y antes de besarme dime cómo te llamas, por si acaso mañana no nos volvemos a ver.