El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero es que yo tropiezo con la misma baldosa cada día. CADA DÍA. ¿Significa eso que no soy hombre? No lo sé: no tengo claro qué define al hombre, aunque si es el hecho de tropezar dos veces con la misma piedra voy mal… o demasiado bien. ¿Soy acaso un superhombre?
El caso es que entre la baldosa y yo se ha forjado una relación que a lo mejor sana del todo no es, que yo le doy un puntapié de buena mañana y ella casi me tira al suelo, pero es una relación, fruto de la rutina y del día a día, y al fin y al cabo esos son los ingredientes básicos. Y si una mañana no tropiezo me falta algo.
Yo creo que ella está igual, que se levanta por las mañanas pensando «a ver cuándo pasa», y sí, se levanta. Normalmente las baldosas solo se despiertan, pero esta es especial. Probablemente sea igualita al resto, pero ahí es donde entra la magia de las relaciones. Y si no se levantara no tropezaría. Y si no tropezara no estaría escribiendo esto. Y si no escribiera esto no lo estarías leyendo. Y si no lo leyeras… no sé, vete a hacer algo.
Feeder – Tumble and fall
We tumble and fall. Together we crawl.
¡Jajajajaa! Ya lo leí y sigo leyendo porque saqué un rato para ponerme al día contigo.
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Jajajaja y sigo tropezándome cada día, ¿eh? ¡No hay manera! Pero mientras me sirva de inspiración no me quejo demasiado…
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🙂
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