Llegaré un día a ese túnel al que uno llega sin saber cómo lo ha hecho, veré la luz al final y caminaré hacia ella. Caminaré hacia ella porque no sé quedarme parado, porque nunca tengo miedo de dar el primer paso y porque para qué iba a estar en ese túnel si no es para atravesarlo. Y lo atravesaré.
Llegaré un día al otro lado, ese de donde viene la luz, y me encontraré entonces con todo aquello que la vida me ha ido arrebatando poco a poco, porque no es que perdamos las cosas: es la vida que se da cuenta de lo que nos importa y nos lo guarda para luego.
No es una actitud que termine de entender del todo, pero la vida es como es, y también se hace la gente planes de pensiones y nadie dice nada.
Llegaré a ese lugar un día y antes de que se me adapte la vista a tanta luz ya estaré escuchando canciones nuevas de Queen, y de Nirvana, y de Nino Bravo. Nino Bravo, ¿verdad? Y brindaré con Fanta Piña con la mirada perdida en bolsas y bolsas de Ruffles Fresco Pepinillo.
Allí los Bollycaos sabrán como sabían antes, y llevarán cromos de Tois con el papel lleno de aceite. Y veré capítulos nuevos de Buffy mientras me hincho a Petit Suisse.
Me lavaré ese día los dientes con pasta sabor a fresa.
Y me veréis sonreír otra vez.
Evanescence – Together again
All just a dream in the end.
Está bien que sonrías al llegar a la luz, pero no dejes de hacerlo aquí con las cosas que nos quedan antes de que nos las arebate la vida 🙂
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¡Claro que sí! A sonreír cada día y a cada cosa, y a seguir haciéndolo incluso cuando alguien se las lleve, que en algún momento volverán 😉
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Que bueno recordar con morriña
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