Never ending

Hay finales que no dejan dudas, donde todo está explicado, finales que no dejan sitio para que la imaginación corra; y hay finales que me gustan. Hay quien se enfada con esos finales, con los segundos, por no dar respuestas o no darlas todas. Hay incluso quien va más allá y arremete contra el autor, tachándolo de perezoso. Dudo mucho que sea pereza, al menos en la mayoría de ocasiones, pero por si acaso yo voy a hablar de lo mío.

Yo escribo, mejor o peor pero escribo, y siempre tengo claro hacia dónde voy. Me puede fallar alguna vez la mitad del camino, el cómo llego a la meta, pero siempre existe esa meta. Muchas veces, de hecho, esa línea es la primera que escribo. No es fruto de la casualidad que esto se llame Empezando por el final.
Lo que sí me pasa a veces es que a medida que se acorta la distancia entre donde estoy y esa última puerta se me abren de golpe cien más, sé que solo puedo cruzar una y ¿por qué tengo que ser yo quien elija? En esas veces tiendo a frenar en seco adelantando el punto y final, no por falta de ideas sino por exceso, por no cerraros cien puertas.

Hay finales que no se escriben para que cada uno escriba el suyo.


Encontré la inspiración para la última entrada (Dare you to move) volviendo a casa en coche, cuando cayó sobre mi parabrisas esa primera gota de lluvia que anuncia que está a punto de saltar el resto.

 

Rihanna – Never ending

Everything is never ending.

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