Contigo podía tumbarme a mirar las estrellas.
Nada de cómo ha ido el día. Nada de en qué estás pensando. Nada de qué te apetece hacer ahora.
Me apetecía tumbarme a mirar las estrellas, y me apetecía siempre.
Contigo podía hacerlo.
Es sencillo hasta decir basta, pero poca gente lo entiende. Poca gente disfruta los silencios, sobre todo los compartidos.
Uno puede estar bien en silencio cuando está solo, pero eso es lo fácil; lo complicado es estar cómodo en un silencio a medias.
Yo nunca he estado más a gusto que callado a tu lado.
Podíamos pasarnos horas así, contemplando el firmamento sin siquiera abrir la boca.
¡Mira aquella qué hermosa es! ¡Mira esa otra cómo brilla!
Nadie que pasara a nuestro lado habría oído una sola palabra: habríamos sido a sus ojos solo dos locos con un montón de problemas, seguramente enfadados, incapaces de hablarse.
Podríamos haberles dicho que los locos eran ellos, con sus palabras, con sus gestos, con sus inseguridades. Podríamos de no haber estado ocupados en no decirnos nada, en vivir esa conexión que uno solo encuentra una vez en la vida.
Nunca he vuelto a estar callado de ese modo.
Contigo podía tumbarme a mirar las estrellas.
Kacey Musgraves – It is what it is
We don’t have to talk. You don’t have to stay.
Que bonita entrada Z, muy muy muy bonita!!!.
No con todo el mundo se puede ni con todo el mundo se quiere.
Un abrazo graaaande…
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Pues no, con todo el mundo no, pero yo ahora mismo me echaba ahí a tu lado y me quedaba un buen rato mirando al cielo 🙂
Un abrazo tan grande como la distancia que nos separa de esas estrellas.
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Molaría taaaaanto tanto… 😊😊😊
😘
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Lindo, lindo, lindo.
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🙂
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