Outcast

Si hay algo que nos une a los humanos es el hecho de tener miedo, con razón algunas veces aunque la mayoría de ellas sin motivo. El mundo es un lugar aterrador, ¿verdad?, lleno de fantasmas y monstruos horribles. Y si un día te levantas positivo no te preocupes: enseguida aparecerá un buen samaritano que se ofrezca a prestarte alguna de sus fobias.

Tenemos miedo a cosas tan terribles como quedar a horas que no son múltiplo de cinco, los hidratos de carbono, las bombillas que parpadean y los lunes. Acojona, ¿eh?
Nos vemos mañana a las cinco y trece, dijo nadie nunca.

¿Pero sabéis que os digo? Que yo estoy en contra de toda esta discriminación, en contra y harto.
¡Y que me encantan los lunes!

Hoy, por ejemplo, he madrugado más que de costumbre para no coger tráfico en la carretera, porque me gustan los lunes y me levanto pronto para que duren más. ¿Qué diríais que me he encontrado? ¿Caravana? ¡Premio! Accidente múltiple, de seis coches nada menos. Hacía tiempo que no llegaba tan tarde a la oficina.
Una vez allí he abierto el correo y tampoco es que hubiera muchos mensajes, pero había uno en concreto que es de esos que ya sabes que van a explotar antes de verlos, como en Misión: Imposible pero sin el tiempo de cortesía. Y boom.
Como si la explosión no hubiera sido suficiente, de la nada han empezado a salir tantos pollos que para seguir con las comparaciones cinematográficas diré que parecía aquello Evasión en la granja, salvo porque los pollos no huían, sino que corrían a mi alrededor.
Pero adoro los lunes, ¿eh?

Hay algo que a lo mejor no sabéis de mí, y es que cuando salgo a correr, cosa que hago con bastante frecuencia, prefiero las cuestas que los llanos; que a mí me haces correr unos cuantos metros en horizontal y me vengo abajo, pero ya me puedes dar kilómetros de montaña que yo tiro, y tan feliz.
Dicen que en momentos así ayuda visualizar la cima, pero cuando el pico es muy elevado cuesta ver donde termina, y aunque lo consigas suele estar lejos, lo cual no lo convierte en la imagen más reconfortante.
Yo soy de mirar por donde voy. En el ascenso, además, no puedes ir poniendo el pie por ahí a lo loco, pues si tropiezas estás muerto.

Hoy ha sido un poco eso, correr montaña arriba, y esquivar balas; porque ¿qué gracia tiene subir al Everest si no te van disparando por el camino?
En cierto punto de la tarde tenía la sensación de que me llegaban balas por todos los flancos, tantas que apartarme no era ya una opción, así que he empezado a recibirlas con una sonrisa. Me veía verde, en plan Hulk, absorbiéndolo todo y haciéndome cada vez más grande, dejando el traje hecho trizas pero aplastando obstáculos como si no hubiera un mañana.

Y hay un mañana, que de hecho empieza en nada, pero lo malo es que será martes, por lo que faltarán seis días para que vuelva a ser lunes.
¡Ha dicho lunes! Qué miedo, ¿no?
Los lunes siento que no tengo miedo de nada.

Shinedown – Outcast

I’m just feeding my appetite.

16 comentarios sobre “Outcast

  1. Un magnífico y estupendo lunes.. 😛
    Jajajajaja se que esta muy feo reírme, pero es queee contado así.. aunque no se me ocurre mejor forma de contarlo. Eres genial!!!
    Te estoy viendo verde, con el traje roto, subiendo al Everest entre balas y pollos, pero con una sonrisa.. 😉
    Un abrazo muy muy muy grande. 😊

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                1. ¿Y quién no es una mezcla de razas hoy en día? Yo la verdad es que no soy mucho de patrias ni de banderas, soy más bien de personas… aunque también adoro mi isla 😉

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