There is no if…

Primera parteSegunda parte – Tercera parte


Lo que no os he contado es que tenía un secreto.
Supongo que recordaréis el incidente del paraguas, ¿no? Fue precisamente ahí donde se dio cuenta.
Se dio cuenta de que existía la suerte, o como mínimo la mala suerte; de que había amuletos y formas de atraerla, como abrir un paraguas en un lugar cerrado. No fue casualidad que corriera al trastero, lo abriera y lo encerrara allí, sino su forma de decirle a la mala suerte que aquel era su lugar.

Desde aquel momento, cada día, justo antes de volver a casa pasaba por un Todo a 100, que conservaba su letrero carente de sentido tras el cambio de moneda, y compraba un paraguas. Uno cada día. Era consciente de las miradas, pero no le importaban, pues aquel ritual formaba parte de su plan.
Una vez en casa, corría hacia la puerta del final del pasillo, la abría lo necesario para poder deslizar el paraguas al otro lado y lo desplegaba allí sin mirar a su interior. Después lo dejaba caer y se alejaba tan rápido como había llegado.
Nunca se lo había contado a nadie, por vergüenza, porque sabía que era una estupidez, pero funcionaba. ¡Vaya si funcionaba! Las cosas no podían ir mejor… y entonces ella, el segundo clavo, quiso saber qué había detrás de la puerta del barniz gastado.

No es nada, respondió nervioso.
Al verlo alterado, ella insistió.
Nada importante, de verdad.
Ella no entendía que guardara el secreto con tanto celo si «no era nada»; él no entendía que ella no fuera capaz de dejarlo correr.
Por favor, imploró él, recordando con temor que aquel día había olvidado añadir un paraguas a su colección.

Entraron en escena entonces los reproches, los me ocultas algo, los no confías en mí y toda esa clase de artimañas que no esperaba de ella. Lo acusaba, y era injusto, y era probablemente culpa de su olvido. No quería abrir la puerta, pero aquello se rompía. Quizá la sala no era ya capaz de contener toda la mala suerte que había dentro. Puede que algo de aquella energía hubiera cruzado al otro lado y los estuviera abrazando mientras discutían, o mientras discutía ella: él se limitaba a mirarla sintiendo cómo pedazos de su corazón saltaban al vacío como quien huye de un edificio en llamas.
Ya no me quieres, sentenció ella, cruel.
Respondió él abriendo la puerta de par en par.

Ella miró dentro y no vio más que paraguas, de todos los tamaños y colores, tantos que era imposible contarlos, todos abiertos. No sabía qué esperaba encontrar, pero definitivamente no era eso.
Se sintió mal por haberlo presionado hasta tal punto, por haber dicho todo aquello que no sentía solo por conseguir saciar su curiosidad.
Yo… lo siento… dijo girándose hacia él. Lo halló inmóvil.
Perdóname, por favor. Sus ojos estaban clavados en el interior de la sala.
No quería… Su cuerpo se desplomó.

Donde ella había visto incontables paraguas él había visto el paraguas, aquel que había logrado olvidar, el que la traía de vuelta al plano físico. Cuando toda la mala suerte del mundo detuvo su corazón se proyectaba en su retina aquella figura temblando bajo el paraguas negro, la de ella, que nunca había cuestionado su amor, que deseaba susurrar te quiero pero era incapaz de hacerlo porque solo hablan los vivos, muerta de frío y sin un brazo del que agarrarse.

The Cure – There is no if…

It was raining hard and you never heard.

22 comentarios sobre “There is no if…

  1. Pingback: Morning comes | Z
  2. Ya se que se supone que los comentarios deberían ir en relación a lo que escribes, pero hoy no me da la gana por que lo que me apetece decirte hoy en realidad es algo que ya te he dicho otras veces, pero te lo repito, pues por que me da la gana.. 😛
    Pues que quiero que vuelvas, que quiero volver a verte y que tengo ganas de un abrazo tuyo..
    Ale ahí lo llevas Sr. Z..
    Ah y que no dejes de escribir porfi!!!
    Buenas noches!!

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    1. ¡Yo también tengo ganas de volver! Me gusta tu comentario, aunque la verdad es que hoy especialmente me habría gustado uno sobre la entrada. Pensándolo bien, a veces hay más de un comentario tuyo, ¿no? Ejem… pues digamos que me gusta mucho este, pero me quedo esperando otro 😉

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      1. Pues… me a molado muchísimo que me pidieras el comentario, en realidad es raro que no te comente una entrada «no se si te das cuenta» o que no diga lo que pienso..
        Así que me a encantado que lo hicieras!!!
        Pues mira.. pienso varias cosas!!! «Aviso: será kilométrico».
        Hay veces que nosotros mismos provocamos las cosas sin darnos mucha cuenta.. o si!!! «aunque yo soy de pensar que todo siempre es por algo y pasa por algo» y en realidad pienso que meter los paraguas en un mismo cuarto «y encima en un cuarto de casa» en realidad tarde o temprano iba a hacer que el cuarto se llenara y encima que lo hiciera encima casa.. una de dos o el cuarto se negara a aceptar a un paraguas más o la puerta saliera disparada de tanta presión.. o lo que es peor que se tuviera que coger otro cuarto o estancia de la casa lo cual haría que nos fuéramos quedando sin sitio «y me viene a la mente una entrada que escribiste y me gustaba más el concepto de poder guardar en esos cuartos personas que queremos o sentimientos positivos más que llenarlos de paraguas».
        Retomando… creo que no era una buena idea, meterlos ahí era más bien una forma momentánea de estar bien. Así que no podríamos echar la culpa al segundo clavo «***que tengo yo mi propia teoría del segundo clavo». Podemos pensar que la misión de ella era estar ahí y achucharte «con reproches, vale, pero achucharte» para que tuvieras el valor de abrir el cuarto y enfrentarte a eso, no crees??? Así que en el fondo hizo un favor..
        *** Mi teoría del clavo: ningún clavo saca otro, es mentira. Cuando buscas, ves o simplemente aparece otro clavo es para darte cuenta que el primero ya estaba pasado de rosca por lo tanto ya no valia y debería buscar otro sitio.***
        Bien… y ahora que ya está la habitación abierta, saca a la de debajo del paraguas que igual lo único que necesita es una mantita, un abrazo y un cola cao calentito, que no está muerta del todo, le pones música y la dejas en el sillón que descanse. Y ya aprovechas para ir a sacar todos los paraguas, limpiar la habitación y ponerla bonita «si quieres yo te ayudo» cuando termines, ella seguramente no esté, pero la mala suerte tampoco. Igual no había mala suerte y era ella que te estaba pidiendo irse, pero irse bien, tranquila y agusto..
        Y por eso de customizar y poniendo que aceptes mi ayuda.. podríamos limpiar bien los paraguas y los podríamos ir uniendo con alambres y hacer un puente super bonito pero en el cielo «tomando la idea de la foto que pusiste que era preciosa» y así poder ir y venir tantas veces como quisiéramos, que te parece???.. 😉
        😘

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        1. Pues yo no sé si estoy de acuerdo. El segundo clavo a mí me cae mal, muy mal; considero que es una egoísta y una z… mejor no lo digo y lo dejo en la z, que para algo es mi letra.
          Los paraguas están bien, cada uno con sus fantasmas hace lo que buenamente puede, y tampoco estaban tan mal ahí. ¿No dicen que hay que tener cerca a los amigos pero más cerca a los enemigos? Si consideramos la mala suerte como una enemiga no se me ocurre mejor sitio donde tenerla. La culpa de todo es del segundo clavo. Y punto.
          Me gusta haber escrito la historia dejando cosas sin definir, que cada uno podamos rellenar los huecos con nuestras opiniones o nuestra forma de ver las cosas. Ni yo mismo tengo claro qué pienso de según qué, pero creo que, al menos hoy, mi opinión es la que he escrito ahora.
          Lo de juntar los paraguas y hacer un puente me parece genial, pero con los de colores; el negro lo dejamos ahí guardado, por si acaso 😛

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          1. 😂😂😂
            Eres total.. bueno, tampoco está nada mal discrepar en algunas cosas.. 😉
            Estoy contigo totalmente en poner los de colores y luces, quieres que le pongamos luces??? Eyyyy molaría un montón que se fueran encendiendo a medida que los fuéramos pisando.. Vale, se me a ido un poco pero molaría.. 😜😜😜

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  3. Madre, Z: mágico y desgarrador. ¿Será posible? Oh… Sin palabras me hallo.
    Llevo un tiempo pensando que el amor no es cuestión de buena suerte. Es justo lo contrario: es cuestión de mala suerte. El amor va allá donde se lo necesita, y cuando tenemos tantas habitaciones llenas de paraguas abiertos, solemos también necesitar a alguien que nos obligue a abrirlos… tal vez para un día, con paciencia, vaciarlos y… borrón y cuenta nueva.
    Me encanta el motivo, mágico en toda regla, de liberarse, o alejarse, de la mala suerte simplemente abriendo, todos los días, desde lejos paraguas en habitaciones cerradas. No deja de ser un ritual, como quien va al templo y enciende una vela para pedir clemencia. Mi genuina admiración, Z, 🙂

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    1. No tengo yo tan claro si el amor es cuestión de suerte, buena o mala. El amor debería ser independiente, ¿no? Contrasta el comentario con lo que he escrito, pero pienso que la suerte también depende directamente de nuestras acciones, no de los rituales sino de las cosas que de verdad importan, cómo nos comportamos con los demás y con el mundo. Quizá estoy hablando del karma, y a lo mejor ese no es más que otro nombre para la suerte. Muy confuso todo para ser tan temprano.
      Muchísimas gracias por tus palabras. Me alegro de que te haya gustado la historia, y espero seguir viéndote por aquí en las próximas.
      ¡Un abrazo!

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