Stole

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Úrsula estaba intentando convencerme de meter mi voz en un caracol a cambio de fama. ¿Qué digo fama? ¡A cambio de la inmortalidad!
Quería ser una estrella, y es tan fácil engañar a un niño que firmé, de derecha a izquierda, emanando ilusión.

No hablarán mis palabras – me repetí blandiendo la campana que obtuve a cambio de mi voz – sino mis movimientos, mis gestos, la expresivi… ¡Un momento! ¿Expresiviqué? ¡Si en el capítulo anterior me han dicho que soy completamente inexpresivo!

La candidatura al Oscar pasó de golpe a un segundo plano. Allí había algo más en juego, algo mucho más grande: la posibilidad de desacreditar de una vez por todas a la profesora de inglés.

Puede que lleves muchos años tratando de enseñar, pero esta vez vas a ser tú la que aprenda una lección: te voy a enseñar lo inexpresivo que soy, y lo pienso hacer desde lo alto del escenario, entre rosas y ovaciones, sin más palabras que el tintineo de mi campana, mi sonrisa más radiante y las repetidas inclinaciones de mi mitad superior como respuesta a un aplauso que parece no tener fin.

Mis padres saben mejor que nadie que me tomé aquello más en serio de lo que me había tomado nada hasta la fecha: me pasaba las horas corriendo por casa de un lado a otro, campana en mano, leyendo una y otra vez el guión, memorizando cada una de mis frases, deteniéndome ante cada espejo para ensayar mis gestos, para dominar la técnica del hablar sin decir nada.

Me encantaría contaros qué pasó cuando llegó el gran día, pero ¿sabéis qué? El gran día no llegó nunca.
Por primera vez en todos aquellos años hubo que suspender la obra. Típicas riñas entre adolescentes, supongo; gente que se enfada, lo deja y se va. A fin de cuentas no era más que una actividad extraescolar.

No podemos seguir sin un príncipe, decían. Si os soy sincero, no fui capaz de entenderlo. Quizá no haya príncipe, pero ¡Mudito está aquí! Si hay un personaje fundamental es él, ¿no? Me habíais dicho que…

Es cierto que es condenadamente fácil engañar a un crío, pero la mayoría de las veces, tarde o temprano, este descubre la verdad. Si existe algo más duro que romper un corazón es la mirada de un niño al que acabas de hacérselo añicos. Aunque se trate de la mirada de un niño inexpresivo.

Nunca fui Mudito, ni una estrella, ni gané un Oscar, pero si algo soy a día de hoy es expresivo, quién sabe si en parte gracias a aquello. Utilizo palabras, y utilizo muchas, no porque no sepa comunicarme en silencio, sino porque me gustan, porque me llenan, porque soy tan expresivo que no usar todos los medios a mi alcance me parece un desperdicio; pero soy expresivo. Soy jodidamente expresivo. Soy tan expresivo que PUTA, por si no puedes verme la cara ahora.

Kelly Rowland – Stole

She could’ve been a movie star, never got the chance to go that far.

12 comentarios sobre “Stole

  1. Nooooooo, no puede ser!!!
    Estamos locos o que??? Donde este mudo yo con el tintineo de su campana que se quite el sosaina del príncipe, eso lo sabe hasta el apuntador..
    Pues sabes lo que te digo??? Que yo desde mi asiento en tercera fila te lanzo rosas entre ovaciones y un aplauso que no tiene fin, así que ya puedes ir saliendo al escenario.. 😉
    Y por cierto para cuando bajes del escenario te espero para darte un abrazo 😊

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    1. El príncipe está taaaaan sobrevalorado.
      Me alegra mucho saber que estás entre el público 🙂 En nada acaba el primer acto y me bajo a saludar. ¡Feliz miércoles!

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