Hacemos grande el fracaso, enaltecemos la derrota, le damos mucho más valor al no que al sí.
No hace falta que os diga lo que estamos haciendo mal, ¿no?

No me gusta ir de maestro, pues yo siempre he sido más de aprender que de enseñar, pero sí disfruto parándome a pensar qué estoy haciendo mal. Empiezo siempre en mí, no por egocentrismo sino por humildad, aunque a la hora de escribirlo trato de ampliar mis miras, quizá por sentir que no estoy solo, quizá por creerme menos loco.

Antes de que nadie se duerma, volveré de lo filosófico a lo común: la columna de mi aparcamiento, una de ellas en concreto, el origen de toda esta reflexión. Un día no calculé bien, me pudo el miedo, giré bruscamente y ahora mi coche tiene claro cuál es su perfil bueno. ¿Le di importancia? Toda. Mi primer roce, nada menos. Y lo de llamarlo roce es para hacérmelo más suave. Pasó una vez, pero fue un drama. ¿He pensado en algún momento en todas las veces que no ha pasado? (Sí, si no no estaría escribiendo esto) Rayé el coche una vez con una columna, vale, pero ¿cuántas veces no lo he hecho? ¿Con cuántas columnas no lo he rozado? El marcador está claramente a mi favor, así que prometo pasar cada día y sonreírle a la columna en plan otro punto para el Señor Z. Que sí, que algún día volverá a marcarme un gol, ella u otra, pero yo llevaré tantos…

Es un ejemplo estúpido, lo sé, pero a mí al menos me parece bastante ilustrativo.

Un día una persona te dice algo que quizá no suena del todo bien y es aquello un mundo. ¿Y todas las veces que esa misma persona te ha dedicado su mejor sonrisa? Este ejemplo era más bonito, pero luego lo desarrollo y me tacháis de moñas. 

Nos vamos a equivocar, mucho y de muchas formas, pero afortunadamente la vida no es tipo test, una respuesta mal no resta tres bien, si acaso una, y ni eso; a veces todas las respuestas valen y ninguna es todas las anteriores, mientra que a veces no vale ninguna. Recuerda que siempre puedes escribir la tuya en un margen.

Submersed – We all make mistakes

That’s the way.