De pequeño pensaba que si cogía aire suficiente y no lo soltaba sería capaz de despegar los pies del suelo, como un globo. La forma de globo la tenía, y la palabra helio por aquel entonces a mí no me decía nada, así que todo tenía sentido. Tenía tanto sentido que cada vez que desistía, porque notaba que estaba al borde de la muerte, no pensaba que pudiera haber ningún fallo en el plan, sino en mí: no había cogido todo el aire necesario. Volvía a intentarlo, abriendo más la boca, luchando por aguantar algún segundo más, convencido de que era cuestión de práctica y paciencia, ilusionado porque de un momento a otro iba a salir volando.
Os sorprenderá el desenlace de la historia, pero nunca llegué a volar. De pequeño nunca.

Txarango – Quan tot s’enlaira

Vaig flotant entremig dels records.