Parece que nunca se aprovecha lo suficiente, que vuela mientras nosotros lo perseguimos sin llegar a darle caza. El tiempo es ese tren que se escapa detrás del que vamos corriendo como si nos fuera la vida en ello, estirando el brazo pensando que así quizá lo alcanzaremos. En las películas siempre, y digo siempre, la gente que corre detrás del tren al final da un salto y sube. Yo, que caigo al suelo agotado, empapado de sudor y con el alma entre las heridas de mis rodillas y las piedras de la vía que se van tiñendo de rojo, me pregunto cómo. Cómo, si el tren cada vez va más rápido y mis piernas desfallecen. Cómo, si el tiempo es siempre joven y yo cada vez más viejo. Cómo, si… mierda, ¿qué es ese ruido?
Si pierdes un tren coge el siguiente: hay trenes cada cinco minutos.
¡Eso tampoco debería ser cierto! ¿Otro tren? Cuando por fin había aceptado que las grandes verdades universales no son sino mentiras descubro que eso también lo es… y lo hago arrodillado en una vía que tiembla por la inminente llegada de un tren. Como estoy muy loco, en lugar de levantarme pienso. Si el tren que he perdido era el tiempo, ¿qué es el que viene? ¿Vuelve a ser el tiempo? ¿La vía es circular? Habiendo perdido el tiempo, ¿puede uno reengancharse en múltiplos de cinco minutos? Si voy dejando pasar trenes, ¿soy inmortal?
La palabra no es inmortal, pero empieza igual.
El tiempo te alcanza aunque no quieras, y es mejor que no te dé por detrás.
LOSTPROPHETS – Last train home
She told me that it’s all part of the choices that you make.