Estoy en un punto de mi vida en el que me sonríe hasta la espuma del champú. Literalmente. Me estaba duchando antes y en la mampara se ha dibujado una sonrisa. He sonreído de vuelta, que es feo ignorar un gesto amable, pero al rato he pensado: ya está bien. Le he echado agua encima y adiós sonrisa… hasta que un segundo después se ha vuelto a formar, y no otra sino la misma, como diciéndome estoy aquí y no pienso marcharme, porque estoy a gusto, porque estoy bien y porque te mereces ser feliz. Y oye, si lo dice el champú no seré yo quien le lleve la contraria.

El tema es que últimamente ese mensaje me viene de todas partes, del mundo en general; no sólo de cosas como el champú, que de ser así lo mismo debería buscar ayuda profesional, sino de personas, de animales… de lo que viene siendo la vida en sí, que me sonríe a la que me descuido.

Y es que la vida sonríe todo el tiempo, desde cada uno de sus rincones, pero si no nos fijamos nos lo perdemos. Vamos siempre con prisa, mirando hacia abajo y serios, y esa no es la manera; no si queremos ser felices. Y queremos, ¿no? ¿Eso lo tenemos claro?

Echa el freno. Abre los ojos. Sonríe más.
Es así de simple.

Blue October – You make me smile

Could you be the one that’s not afraid to look me in the eye?