Tu mundo es dulce, como una manzana o una nectarina. Vives en él, y eres feliz, porque dulce es agradable, dulce es tranquilo. Dulce es, en definitiva, bueno. Tu mundo es bueno.
Un día notas algo, como un temblor. Parece lejano, pero aun así sabes que algo no va bien. El problema es que no tienes ni idea de cómo reaccionar. Siempre ha sido bueno, tu mundo. Nunca has tenido que afrontar un problema. Es imposible enfrentarte a algo que desconoces. Lo único que puedes hacer es no hacer nada, así que finges no haber notado el temblor y sigues adelante con tu vida, pacífica y dulce.
Ese mismo día, con el paso de las horas, vas notando cómo ese algo se acerca. Ya no solo vibra, aunque aún lo hace y cada vez con más intensidad, sino que ahora va acompañado de un ruido ensordecedor, como el que imaginabas que haría el mundo al resquebrajarse; salvo por el hecho de que nunca has imaginado algo así, porque esos pensamientos no se tienen en los mundos buenos.
Momentos después ya no sólo lo sientes y lo oyes, sino que también lo ves, ante tus ojos, a unos cien metros. Un muro de placas blancas separadas por líneas oscuras verticales cae del cielo y atraviesa tu mundo como si estuviera hecho de mantequilla. De pronto el muro vuelve a elevarse y desaparece. Todo lo que había más allá del lugar del impacto ha desaparecido. No queda nada. Absolutamente nada.
No han pasado ni diez segundos de eso cuando la devastadora pared blanca vuelve a caer cual guillotina, esta vez más cerca, quizá a diez metros de donde te encuentras. Podría haber sido peor. Podría haber caído justo encima de ti y haberte partido en dos. Podría haber caído incluso un poco más atrás, y a saber dónde estarías ahora. Podría… y lo hará, porque el muro se ha vuelto a esfumar y sabes que en cuestión de segundos va a volver a descender.
Es el fin.
Cada vez que me como una manzana pienso en lo poco que me gustaría ser gusano. La idea de que uno se haya refugiado en mi fruta y acabe en mi boca palidece ante la de estar en su piel.
Calvin Harris ft. Florence Welch – Sweet Nothing
You took my heart and you held it in your mouth.