Esta tarde, a las siete, habría echado hacia atrás la manecilla de las horas hasta llegar a las seis; y habría hecho lo mismo a las siete, y a las otras siete, y así una y otra vez cada sesenta minutos; no por tener más tiempo, sino por tener poco tiempo eternamente. Lo bueno, dicen, si breve, dos veces bueno; y hoy lo habría hecho breve de forma indefinida; con el vértigo de la proximidad del abismo siempre presente; con la ilusión de cada nuevo arranque casi constante; con las dudas; con las ganas; con el miedo, con las ganas, con tus ojos, con las ganas con tus labios con las ganas con las siete.
Esta tarde, a las siete, eran las seis en Canarias.
Y jugamos a ser dos gatos que no se quieren dormir.
Zahara!!!! adelantar el reloj una hora está bien si no es mientras curras :p
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