– Tengo que escribir – te digo – y no sé sobre qué.
– ¿Así que también eres escritor?
– Junto palabras y las cuelgo en un blog. Supongo que podrías llamarlo así.
– Está lloviendo – me dices -. Abre la ventana y que entre aire fresco con olor a mar. Eso da ideas.
– Suena bien, pero la que tengo cerca da a un patio de luces…
No entiendo por qué lo llaman patio de luces si siempre está oscuro, y no me limito a no entenderlo, sino que me pierdo en una cadena de pensamientos orquestados por mi incomprensión: el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué otra vez, cerrando el ciclo. Cuando quiero darme cuenta ya no estás, porque siempre desapareces igual que apareces, como si existieras solamente en mi cabeza.
Quizá existas solamente en mi cabeza. Ahora estás, ahora te vas.
Y me dejas aquí, con la ventana abierta, oliendo a patio de luces.
She hasn’t done a thing that really has to mean she’s going anywhere.
Si quieres oler a lluvia, ve a Irlanda (bueno va, si vas, te acompaño :))
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Se podría montar algo 😉
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