Soñaba con luciérnagas, aunque nunca antes había visto una. Cada noche, cuando cerraba los ojos, su luz, unas veces amarilla y otras roja, lo inundaba todo; y perdido entre destellos se dormía.
Dentro de su sueño soñaba con un imposible: una luciérnaga azul. Estaba convencido de que había una en algún lugar; de que algún día, durmiendo, soñaría con ella.
Desde la primera vez que aquella idea cruzó su mente encontrarla se convirtió en su única obsesión.
Su mundo despierto fue cediendo poco a poco su sentido a su mundo dormido. Lo real importaba cada vez menos, y las horas que pasaba con los ojos abiertos se le hacían eternas. Vivía ansiando constantemente el momento de volver a caer dormido.
A menudo, sin estar cansado, cerraba los ojos con fuerza e intentaba soñar. Era consciente de que lo que veía entonces no eran verdaderos sueños, sino ensoñaciones controladas. La luciérnaga azul jamás aparecería allí, lo sabía y se odiaba a sí mismo por ello, con todas sus fuerzas.
Su búsqueda lo absorbía, no le dejaba tiempo para nada más.
Salir, comer o relacionarse eran pérdidas de tiempo que lo alejaban de lo que realmente anhelaba, así que no le quedó más remedio que ir desprendiéndose lentamente de cada una de aquellas cadenas.
Perdió el apetito. Dejó que los vínculos que lo unían a familiares y amigos fueran debilitándose hasta desaparecer. Cuanto más aislado se hallaba más libre se sentía.
Pasaron días amarillos y algunos rojos en los que su realidad se redujo a contemplar ráfagas de luz, esperando. No sabría decir cuánto tiempo pasó así hasta que se produjo el milagro, ni si por aquel entonces ya estaba muerto o aún seguía con vida, pero la luciérnaga azul se mostró al fin ante sus ojos… y era preciosa.
Le habló a través del batir de sus alas, del fin, de la vida, de la eternidad. Le explicó tantas cosas que siempre había querido saber y tantas otras que nunca se había cuestionado.
Creyó ser feliz en su presencia, al mismo tiempo que se llenaba de un vacío inmenso.
Cumplido su sueño, no sentía la necesidad de regresar.
Él le preguntó por qué había tardado tanto.
Ella aleteó una sonrisa infinita.
But the world looks better through your eyes.
Que preciosidad!!!!!!
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¡Muchas gracias! Qué sorpresa ver un comentario en una entrada antigua 🙂
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