Me quedo embobado mirando tus rizos y me pierdo recorriéndolos mentalmente con mis dedos, de principio a fin, uno a uno, todos. Me quedo embobado mirando tus rizos y oigo en mi cabeza esa voz que dice que las cosas no vienen solas, que para conseguir un objetivo hay que luchar por él. Luchar. Soy un luchador.
Me quedo embobado mirando tus rizos y veo como al menos media docena de zombis derriban la puerta que hay detrás de ti, y no te das cuenta porque estás como distante. Te intento avisar, lo cual dentro del horror del momento es bastante gracioso, porque pensaba que jamás tendría el valor de hablarte y cuando por fin lo hago es para gritar ¡zombis! Romántico que es uno. Y me oyes desde lejos y mi voz no te alcanza, y quizá estemos a punto de morir pero de momento ahí estamos: tus rizos, Neruda y yo corriendo hacia ti… y un zombi cuya mano está casi tan cerca de tus rizos como (no) lo estaba la mía segundos atrás.
Probablemente hayas elegido el peor momento de tu/nuestra/esta historia para estar como ausente.
Estoy ya a un metro de ti, no freno y la segunda palabra que te dirijo es ¡aparta! En mi mente el público se pone en pie y corea ¡PO-E-TA! ¡PO-E-TA! mientras tú despiertas, al fin, y te lanzas de cualquier manera al suelo a tu derecha.
Para conseguir un objetivo hay que luchar por él. Soy un luchador.
Derribo al zombi que te pensaba su cena, me giro hacia ti, te guiño un ojo y sonrío.
Gracias, dices.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan, y estoy alegre, porque tus rizos son míos.

Me quedo embobado mirando tus rizos, echando vistazos rápidos de vez en cuando a la puerta que tienes detrás, expectante.
No tengo prisa: el apocalipsis no puede andar lejos.

Alter Bridge – The end is here

I will fight the end till the end is here.